El valor de la esteticista
Es habitual que las profesionales de la estética sean infravaloradas y se las etiquete como “la que me hace las uñas” o “la que me arregla la cara”. Frases que restan importancia y profesionalidad al trabajo y resultado que se recibe. A continuación, hablamos del valor de la esteticista.
La esteticista dedica años de estudio al conocimiento, valoración y tratamiento de alteraciones estéticas.
La esteticista no es solo alguien que te mira desde el otro lado del mostrador y te aconseja una crema de esas que anuncian en televisión. Es alguien de confianza, que te acompaña a su cabina, limpia tu piel para poder ver su estado real, valora el tono, la textura, la respuesta a estímulos táctiles y térmicos, el grado de hidratación…
La realidad es que la esteticista dedica años de estudio al conocimiento, a la valoración y al tratamiento de alteraciones estéticas.
Años de formación centrada en alteraciones de la piel, alteraciones del tejido adiposo, causas, tratamientos, cosmetología…

La esteticista utiliza todas las herramientas de que dispone (lupa, lámpara Wood, cámara de diagnóstico…) para estudiar y evaluar en profundidad.
Incluso elabora un cuestionario personalizado sobre hábitos que puedan influir en el estado de tu piel. Palpa, pinza y valora textura, grosor y elasticidad.
Además, una vez realizada la valoración y tomado las notas necesarias decide, según su conocimiento y experiencia, cuál es el tratamiento domiciliario adecuado para mantener los niveles correctos de hidratación/regulación y tratar las posibles alteraciones.
También el tratamiento profesional que lo complemente, que acelere el proceso de regeneración y recuperación y retrase los futuros cambios negativos que puedan darse debido al paso del tiempo.
Pero no acaba ahí. La esteticista realiza un seguimiento para evaluar el correcto resultado del tratamiento que ha prescrito.
Gracias a la exhaustiva valoración y a las notas tomadas, sabe perfectamente si tu piel está respondiendo correctamente y puede mantener o modificar el tratamiento para adaptarse a los cambios que vaya percibiendo en cada valoración.

Y por si fuera poco, la esteticista también te asesora en imagen personal, ya que posee conocimientos en visagismo, maquillaje y belleza integral.
La esteticista te escucha, puesto que es habitual crear un vínculo de complicidad con ella, no solo para que le hagas saber el resultado que deseas conseguir con tu tratamiento, sino para que te sientas en un entorno seguro en el que poder hablar de cualquier tema que te preocupe o te haga feliz.
Todo esto hace que la formación de la esteticista sea constante, para adaptarse a los nuevos estudios y avances del sector y mantenerse en la excelencia profesional.
Estudio, determinación, disciplina y trabajo, sumados a la práctica, son las bases que sostienen a la esteticista como la persona más indicada a la que pedir asesoramiento cosmético.
No en vano, la esteticista es quien cuida de la salud y belleza de tu piel, el órgano más grande del cuerpo humano.
Hoy por hoy en cualquier establecimiento (supermercado, tienda, farmacia…) cualquier persona se aventura a aconsejar cosmética, pero ¿es eso lo que tu piel merece?